Septiembre de 2001 fue mi primer viaje en solitario, sin amigos, sin padres, sólo una maleta y muchas ganas de aprender. Gracias a una beca crucé por primera y única vez, de momento, "el charco". Aún recuerdo las palabras de mi madre al enterarse de que mi solicitud sólo incluía los Estados Unidos, "Hija, ¿por qué no eliges Londres? Está cerca y en caso de pasar algo, yo me plantó allí en un santiamén." y yo pensando para mis adentros "Pues por eso precisamente".
Siempre he sido una persona independiente y autosuficiente, pero con 18 años lo eres al 200%, ansiaba más que nada en el mundo probar la libertad, saber hasta dónde era capaz de llegar únicamente con mis fuerzas y demostrarme que podía valerme por mí misma.
El 4 de septiembre tras un madrugón de aúpa, 14 horas de vuelo y algo de jet lag ponía pie en el aeropuerto de Boston. Durante un mes viví "el sueño americano": me acogió una familia afroamericana, fui a ver un partido de béisbol, acudía a clase diariamente y disfrutaba de mis tardes haciendo turismo. También sobreviví a "la pesadilla americana": 11/9.
Aquél mes fue de película, tanto en lo bueno como en lo malo, no podía llegar a creérmelo. Todo era cómo un gran set de cine, sólo faltaba la figura del director diciendo "Corten!!".
Ése fue el comienzo de mi periplo. Al regresar a Bilbao no sólo me dí cuenta de todo cuánto había aprendido, también de que un pedacito de mí se había quedado allí. Y así ha sido desde entonces, dos periodos de larga estancia en Italia y ahora es Bélgica quién me acoge.
Cada viaje me ha enseñado tanto, ha hecho que madure y crezca como persona, pero a cambio cada destino se ha cobrado un trozo de mi corazón. No importa el tiempo que haya permanecido en un lugar, su gente, sus calles, sus costumbres, etc. han sabido atrapar parte de mí.
Hace diez años, si alguien me hubiese preguntado dónde imaginaba estar ahora, creo que jamás hubiera osado decir Bruselas y sin embargo aquí estoy. No voy a hacer predicciones para la próxima década, sólo espero decir cuando llegue el momento que otra vez me ha vuelto a sorprender.
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